En mi primera consulta con la matrona le pregunté si mi
hijo podía nacer por cesárea, yo no quería parir. Ellos me dijeron que no, que
eso era algo "fuerte". Que era una operación mayor.
La idea de la crianza con apego, el parto como algo placentero y un embarazo
mío y consciente no entraba entre mis planes.
Pasé los 9 meses como pude, fueron durillos.
Estando de 39 semanas fui a unos monitores, me hicieron un tacto y una
ecografía. Pronto se llenó la consulta de gines decidiendo que hacer con
nosotros sin preguntarnos que nos parecía...
Mi hijo era gigante!!! (3,800... hoy sé que es normal, pero en ese momento...).
Había que inducir porque yo no iba a ser capaz de parirlo. Había que hacerlo
ya! me sentía una bomba de relojería, entre esa noche y la noche próxima.
Decidí que fuera al día siguiente por mi madre. Y por supuesto, más que una
mala noticia fue un alivio, se acababa ya.
Pase el día sin hablar del tema, dormí bien, y fui al hospital como un cerdo al
matadero. Jodida pero contenta.
Empezaron con prostalglandinas. Tuve contracciones que no eran ni de parto ni
nada, pero yo las sentía horribles. Creo que era el miedo...
No hicieron nada de nada y empezaron con oxitocina, antes de que doliera me
cascaron una epidural después de 6 pinchazos por una chica de prácticas y otro
más el bueno por la adjunta.
Tengo
una escena clavada, 3 matronas haciendo tactos y discutiendo entre risas quien
era más tacaña con los cm de los que estaba.
No recuerdo si me plante en 6 o en 8, en cualquier caso después me he enterado
de que "los 6 primeros centímetros los hace la mamá y los siguientes el
bebé" mi hijo no quería nacer porque no era su momento, pero le
obligamos...
Me dijeron que había que hacer una cesárea, no dilataba bien, el niño tenía un
caput importante, estaba muy alto... puede que fuera necesaria, es muy posible,
pero por tantas cosas inecesarias que nos cascaron. Además otra de las razones
fue que un parto de noche iba a ser muy duro. Lo pienso y me pongo enferma.
Me llevaron a quirófano, los médicos hablaban de los durísimo que estaba mi
útero y mandaban a la anestesista meterme medicación.
Yo quería vomitar, pararon un segundo... Siguieron...
Comentaban que tenían que tener cuidado de no cortar a mi hijo con un tono de
vacile importante.
El nació y se lo llevaron.
Yo fui a una reanimación, perdí mucha sangre.
Las enfermeras hablaban de como celebrarían la nochevieja y yo no sabía si mi
hijo estaba bien o mal, como olía, quien lo tenía...
Me quise levantar y me pusieron una mascarilla. Creo que me sedaron porque me
quedaba dormida y pensaba que me estaba muriendo, pero nadie me hacía caso y
acabé quedándome dormida.
Fui a la habitación a las 3 de la mañana, mi hijo nació a las 18:55 y vinieron
con el bebé. Estaban mi abuela, mi madre y mi hermana discutiendo por quién iba
a tenerlo en brazos primero y yo ni le conocía...
Gracias a dios el celador se apiado de mi y yo me puse firme, me lo puso en
brazos.
Le olía a colonia, nunca sabré como era su olorcito.
La estancia en el hospital no fue mucho mejor, acabe tomándome la famosa
pastillita "corta leches".
Salí del hospital súper feliz con mi maravilloso e indolor parto, planteándome
que poner en la carta de agradecimiento que les iba a mandar y sin saber porqué
estaba tan deprimida si todo había salido a pedir de boca.
A los días me descubrí dando de mamar a mi hijo de mi teta sin leche y me
informé sobre las relactaciones.
También dormía con el a escondidas, hoy sé que se llama colecho, en ese momento
era más bien sanación...
Contacte con gente maravillosa que no me trató como un conejo de indias y me
ayudó con todo. Temas de crianza, relactación… Por eso no puedo dejar de
recomendar las redes de madres, los grupos de apoyo a la lactancia, los de
crianza… es tan importante esa red en el puerperio..
Fue un parto horrible y supongo que un nacimiento de pesadilla. Pero creo que
mi hijo pasó por eso para ahora disfrutar como disfrutamos juntos.
Han pasado dos años y estoy llorando mientras escribo esto.
Solo espero que la cicatriz de mi cesárea, la física, jamás se borre, es lo
único que me queda de el día que Gonzalo nació. Muchas veces se lo explico y le
enseño por dónde nació y le gusta verlo y que se lo cuente.
No puedo mas que dar las gracias a mi hijo y pedirle perdón por lo que paso, ha
sido el mejor maestro que he podido tener y gracias a él, mi crianza y mis
siguientes embarazos y partos, serán nuestros. |